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Rendimiento educativo (¿R2?)

 

La mañana del primer lunes de diciembre de 2001 resultó sumamente desagradable para María Eva M., a la sazón profesora de educación secundaria en un IES de la capital. Un alumno de 4º de ESO, integrado en un programa de diversificación curricular, la insultó gravemente: “Me cago en tus muertos. Hija de puta. Me cago en tu puta madre”. Días después fue publicada una carta en la edición de Andalucía del diario El País (13-12-2001), que estuvo expuesta en la sala de profesores de numerosos centros. En dicha carta la profesora planteaba cuestiones de gran calado: “¿Sirve de algo que la Administración les dé oportunidades excepcionales a quienes no quieren aprovecharlas? (…) ¿Con qué animo me presento mañana ante el resto de los alumnos? ¿Quién repara el enorme daño psíquico?” [Nota 1].

Recientemente leímos en la prensa unas manifestaciones del juez Emilio Calatayud (Ideal, 23-11-2015): “No me importa ser pesado. Lo repetiré todas las veces que haga falta: hay chavales de ESO que no saben leer. Los veo a diario en los juzgados. No me estoy inventando nada. Y los que saben leer algo, no entienden ni una palabra. (…) Las autoridades educativas deberían tomar nota porque no creo que esto sea normal. Desmoraliza bastante ver que un niño de tercero de ESO es incapaz de leer una frase y no digamos ya de interpretarla. Espero que esta sea la última vez que escriba sobre este asunto, pero me temo que no será así”.

Quince años antes de la preocupación expresada por el juez Calatayud fueron los docentes de un IES de la capital quienes se dieron de bruces con una situación disparatada: un oficio de la inspección, fechado el 28 de marzo de 2000, indicaba que se procediera a matricular a dos alumnos pakistaníes en la ESO, pese a ser analfabetos totales. A este respecto cabe recordar el dontancredismo de la embajada pakistaní ante la petición del centro solicitando material útil en el aprendizaje (diccionarios, mapas, cómics, etc.). Algunos de los docentes directamente afectados consideraron que era conveniente llevar el asunto a los medios de comunicación. Así, por ejemplo, La Voz de Almería tituló a toda página (20-05-2000): “El instituto ‘Bahía de Almería’ reclama ayudas para atender a alumnos inmigrantes que no saben español”. [Nota 2]. Cabe añadir que alguien perdió una copia del citado escrito de la inspección, papel que sirvió para hacer tropecientas fotocopias. Como anécdota contaré que varios docentes coincidieron en Casa Puga y uno de ellos enseñó “confidencialmente” la dichosa fotocopia, pero quedó muy sorprendido cuando todos los demás también la mostraron. [Nota 3]. Hubo coincidencia de la tertulia en el comentario final: si a la inspección no le importa la calidad de la enseñanza, apaga y vámonos.

Los casos anteriores reflejan fielmente los principales problemas de la ESO: indisciplina y heterogeneidad. Es inadmisible que los alumnos normales o potencialmente brillantes resulten perjudicados en su progresión intelectual por otros cuyo comportamiento interrumpe el desarrollo de la clase o cuyo nivel roza el analfabetismo. Como quedó patente en el artículo anterior, la causa primaria del desastre educativo reside en que la ley establece que se podrá repetir curso una sola vez en cada etapa. De lo cual deriva la promoción por imperativo legal, esto es, la escolarización por edad y no por conocimientos. Las edades de los pakistaníes decidieron la matriculación indicada por la inspección: el de 13 años, en 1º de ESO (como si hubiera realizado los 6 cursos de Primaria y repetido una vez), y el de 15 años, en “2º o 3º de ESO” (considerando o no otra repetición al iniciar la etapa de Secundaria).

En relación con el final de la ESO, la LOMCE (art. 29) indica que al terminar el 4º curso los alumnos realizarán una evaluación individualizada, que el Ministerio establecerá para todo el sistema educativo español los criterios de evaluación y las características de las pruebas, y que la superación de dicha evaluación requerirá una calificación igual o superior a 5 puntos sobre 10.    

Resumiendo: se desconoce el rendimiento de los centros en la etapa de Secundaria (¿R2?). La LOMCE, si los avatares electorales no impiden su pleno desarrollo, posibilitará el afloramiento de datos fiables en toda España (derivados de la citada evaluación terminal), pero cabe vaticinar que el rendimiento académico de la ESO seguirá constreñido al no existir una prueba de acceso de obligada superación. La promoción por imperativo legal, que sigue viva con la LOMCE, es la barbaridad que corona el desastre educativo.

 

José Miguel García Torres

 

Publicado el 17 de diciembre de 2015

http://www.elalmeria.es/article/opinion/2179219/rendimiento/educativo/r.html

 

[Nota 1]

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Carta publicada en el diario "El País" el 13 de diciembre de 2001

[Nota 2]

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 [Nota 3]

pk2 

 Escrito de la inspección para matricular en la ESO a dos alumnos analfabetos