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Recursos de la biosfera

 

6.1.RECURSOS ALIMENTARIOS: AGRICULTURA, GANADERíA Y PESCA

 

            El aumento de la población humana en nuestro planeta conlleva una demanda de alimentos cada vez mayor. Una consecuencia de esta situación es el agotamiento de los recursos naturales de los que se obtiene el alimento antes de que puedan renovarse.

             Los rendimientos agrarios, tras la mejora experimentada con la revolución verde, están llegando a su límite en los países industrializados. En la actualidad, los cultivos no son más eficaces por el aumento del uso de fertilizantes y los suelos están empobrecidos. Además, las estimaciones de zonas con posibilidad de aprovechar para la agricultura parecen no tener en cuenta que la superficie cultivable se reduce por la erosión, la acidificación, la salinización, la urbanización y la desertización.

            En los países no industrializados, la producción podría elevarse aún con mayores dosis de fertilizantes, pero la población crece a un ritmo superior a los recursos alimenticios.

             Las necesidades de alimento y agua para el ganado hacen que su producción sea muy poco rentable en términos nutricionales y energéticos. Además, su aumento genera graves problemas de contaminación y obliga a una alteración de las tierras cultivables para su transformación en pastos, con el consecuente riesgo de desertización.

            La sobreexplotación de los caladeros y la contaminación marina ponen en peligro la capacidad de renovación de los recursos pesqueros.

 

 El hambre en el mundo

            La producción de alimentos ha aumentado considerablemente desde el descubrimiento de la agricultura. Sin embargo, en la actualidad, dos tercios de la humanidad padecen hambre o mala alimentación durante la mayor parte de su vida, mientras que el otro tercio, localizado principalmente en América del Norte, Europa, Australia y Japón, ha alcanzado un nivel adecuado de alimentación.

            Desde mediados del siglo XX, la producción de alimentos es capaz de cubrir las necesidades de toda la población mundial. Sin embargo, la mala distribución de estos recursos es una de las causas de los desequilibrios que existen en nuestro planeta.

            Una gran parte de la población humana muere cada año a causa del hambre o sufre deficiencias nutritivas derivadas de una malnutrición por la falta de proteínas, lo que impide el desarrollo físico y mental de los niños.

            En los países en vías de desarrollo, más del 30 % de la población está desnutrida. Por el contrario, en los países desarrollados, una mayoría dispone de alimentos en exceso, lo que ha influido en la aparición de enfermedades relacionadas con un consumo inmoderado de alimentos, como la obesidad.

El número de personas desnutridas ha disminuido durante las dos últimas décadas, aunque todavía se observan profundas diferencias entre las distintas regiones. Así, la proporción de población desnutrida disminuyó en el sur y en el este de Asia; por el contrario, aumentó en América Latina, el oeste de Asia y África.

 

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            La desnutrición presenta dos aspectos bien diferenciados:

    Insuficiencia de calorías. Aproximadamente la mitad de la población mundial recibe un aporte inferior a 2200 Kcal/día (una persona adulta necesita 3000 Kcal/día).

    Dieta desequilibrada. En una parte considerable de la población hay carencia de proteínas, que es mayor cuanta más pobreza existe. Hay, igualmente, una deficiencia de micronutrientes (vitaminas, hierro, cinc y yodo); aunque se puede sobrevivir sin las cantidades adecuadas de estas sustancias, no es posible llevar una vida saludable.

Soluciones al problema del hambre  

            La Tierra produce alimentos suficientes para todos sus habitantes, por lo que el problema del hambre es en realidad una cuestión de reparto de recursos. Estas son algunas de las directrices que se pueden poner en marcha para solucionar dicho problema:

Acceso universal a los recursos naturales. El acceso a estos recursos en igualdad de condiciones permitiría una mejor distribución de los alimentos.

Soberanía alimentaria. Se trata del derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos, que garanticen la nutrición de la población, al tiempo que respeta su cultura y diversidad.

Control del ritmo de crecimiento de la población en los países subdesarrollados. Se trata de que este crecimiento no aumente en progresión geométrica. Una de las maneras de controlar la demografía es aumentar el nivel de vida de la población.

Solución al problema del flujo de alimentos entre los países productores y los que presentan déficit, mediante la transferencia de los excedentes alimentarios. Esta iniciativa, sin embargo, no resuelve el problema, excepto en situaciones extremas.

LDesarrollo de la investigación en una doble dirección: por un lado, la que apunta a la mezcla de proteínas de diversas plantas que se cosechan en los países pobres, a fin de que se produzca un aporte adecuado de aminoácidos esenciales, y, por otro lado, la relacionada con la biotecnología, aunque su  monopolio por parte de empresas ubicadas en países industrializados aumenta la dependencia tecnológica de los países más pobres con respecto a los ricos.

 

6.1.1 RECURSOS AGRÍCOLAS

 

Durante milenios (la agricultura aparece durante el Neolítico, hace 10.000 años), la mayor parte de la población practicaba una agricultura de subsistencia que apenas permitía evitar el hambre, y que se basa en el cultivo de diversas especies vegetales en pequeñas extensiones de terreno (huertos). El reducido tamaño de las parcelas permite aplicar eficazmente técnicas de riego, abonos y tratamientos contra plagas y enfermedades. Aunque el rendimiento del terreno es alto, la producción no es grande  y suele destinarse al consumo particular. Este tipo de agricultura aún se sigue desarrollando en países en vías de desarrollo y en las comunidades alejadas de la civilización.

A veces este tipo de agricultura se hacía en superficies más grandes, utilizando con mayor frecuencia animales de tiro y si la cosecha era buena se vendía o almacenaba, a éste tipo de agricultura se le llama agricultura extensiva o tradicional.

  A partir de 1950, la utilización de variedades de alta productividad obtenidas por mejoras genéticas convencionales, el empleo de fertilizantes y pesticidas y la mecanización agrícola permitieron incrementar enormemente el rendimiento productivo. Fue la llamada revolución verde que supuso el paso de la agricultura tradicional a la agricultura intensiva.

            La agricultura intensiva  o industrializada se caracteriza por el monocultivo de grandes extensiones, un mayor consumo de agua, el empleo masivo de abonos y plaguicidas y la utilización de maquinaria que consume combustibles fósiles. Con el tiempo, los efectos combinados de todos estos factores han provocado el empobrecimiento de muchos suelos, la proliferación de plagas, la pérdida del potencial genético y la contaminación del suelo y de las aguas por el uso incontrolado de abonos y plaguicidas.

            El cultivo de invernadero puede considerarse un caso extremo de agricultura intensiva, que independiza la producción de las características del clima y las estaciones ya que los cultivos están cubiertos y se pueden controlar las condiciones de crecimiento de la planta.

            Hoy día existe un tipo de agricultura llamada agricultura ecológica, que se define como el conjunto de técnicas usadas en la agricultura que excluyen el uso de productos químicos de síntesis, tales como fertilizantes, plaguicidas, herbicidas, etc. Su objetivo es preservar el entorno, proteger o mejorar la fertilidad del suelo y obtener alimentos con propiedades más naturales.

            Es un método de producción que vela por la conservación del medio ambiente y respeta al máximo los ciclos biológicos. Solo se utilizan productos naturales, sin variedades de semillas transgénicas, y se fomenta la producción de especies vegetales autóctonas o cultivadas tradicionalmente.

            La agricultura ecológica está regulada en España desde el 1989. Aunque su producción no ha parado de crecer, a finales de 2005, la agricultura ecológica representaba en España menos del 1 %  del gasto de alimentación de los españoles. Se estima que cerca del 80 %  de la producción española se exporta mayoritariamente a otros países de la Unión Europea, fundamentalmente Alemania y Reino Unido.

Cultivos agrícolas

            El crecimiento de la población humana y la necesidad de alimentos han hecho concentrar la producción agrícola en unas cuantas especies con alto rendimiento, especialmente trigo, arroz, maíz y patata. La producción de las principales cosechas tiene lugar en el hemisferio norte y Asia, mientras que en América del Sur, África y Oceanía la producción es relativamente escasa. Asia produce más del 90 % del arroz y las batatas que se consumen en todo el mundo. En Europa se produce el 40 % de la producción total de patatas, y es la primera productora de cebada y centeno, mientras que casi la mitad del maíz se cultiva en Norteamérica. En África la principal cosecha es de mandioca, un alimento que contiene un 0,9% de proteínas utilizables en comparación con el 5,9 % de las patatas o el trigo.

            Aparte de estos cultivos existen otros muchos pero que no son tan básicos para la alimentación, como frutas, hortalizas, oleaginosas, etc.

Factores de producción agrícola

            Las áreas más productivas son las de las zonas templadas, donde el invierno actúa a modo de herbicida y pesticida, impidiendo el desarrollo de malas hierbas y plagas, y los suelos son naturalmente fértiles; en las zonas tropicales la bonanza del clima es propicio para la extensión de plagas y los suelos han perdido sus nutrientes a causa del lavado efectuado por las tormentas tropicales y una mala gestión de los recursos edáficos por parte del hombre.

 Fertilizantes

Fertilizante, tipo de sustancia o mezcla química, natural o sintética utilizada para enriquecer el suelo y favorecer el crecimiento vegetal. Las plantas no necesitan compuestos complejos, del tipo de las vitaminas o los aminoácidos, esenciales en la nutrición humana, pues sintetizan todos los que precisan. Sólo exigen una docena de elementos químicos, que deben presentarse en una forma que la planta pueda absorber.

Los agricultores de las zonas templadas, pueden desarrollar una agricultura industrializada y mediante aportaciones de fertilizantes sintéticos reponer los nutrientes del suelo consumidos por las plantas, devolviéndole su equilibrio.

Existen diferentes tipos de fertilizantes, los más empleados son los nitrogenados, fosforados y potásicos.

  Entre los fertilizantes nitrogenados, el más utilizado es el nitrato amónico, pero actualmente está siendo desplazado por otros con mejores propiedades de manejo y almacenamiento. Los fertilizantes de acción controlada, derivados de la urea, son menos solubles en agua y más resistentes a las bacterias y a la acción química del suelo, por lo que permanecen en éste aunque no haya crecimiento de plantas.

  Los fertilizantes fosforados se obtienen a partir de rocas fosfáticas. El compuesto soluble más empleado es el fosfato amónico, a veces se usan otras mezclas obtenidas del ataque de las rocas con ácidos. Son solubles en agua por lo que se convierten rápidamente en formas menos solubles y se pierden de una cosecha a la siguiente.

  Los fertilizantes potásicos más usuales son el cloruro potásico, sulfato potásico y nitrato potásico (nitrato de Chile). Se obtienen del aprovechamiento de las sales potásicas de los yacimientos minerales.

En la planificación del uso de fertilizantes debe considerarse las necesidades del suelo, el tipo de cosecha, la humedad y el clima.

Los fertilizantes orgánicos son más utilizados en la agricultura tradicional y en la ecológica. Usan estiércol y purín, proveniente de las explotaciones ganaderas. Actualmente se está desarrollando ampliamente la producción de compost que es una mezcla de materia orgánica descompuesta obtenida de los residuos de las basuras, lodos de desagües urbanos, residuos agroforestales y excrementos de animales. Tienen menos cantidad de nutrientes, pero estos son reciclables, por lo que disminuye la presión contaminante de los fertilizantes sintéticos.

Lucha contra las plagas y enfermedades

La agricultura moderna dispone de gran cantidad de productos fitosanitarios o plaguicidas, sustancias para controlar las plagas. Dentro de estos se engloban insecticidas, fungicidas y herbicidas.

      Los insecticidas más utilizados a lo largo de la historia son los organoclorados, como el DDT, lindano, aldrín, heptacloro. Actualmente están prohibidos en algunos países por su gran toxicidad y estabilidad. Los organofosforados (paratión, malatión...) y los carbamatos, son más tóxicos que los anteriores, pero menos estables. Esta toxicidad, unida a la aparición de especies de insectos resistentes ha favorecido el desarrollo de la investigación en la búsqueda de insecticidas alternativos que tengan una persistencia suficiente pero sin llegar a crear problemas de contaminación, que tengan una acción selectiva y que puedan ser utilizados en pequeñas cantidades por su gran eficiencia.

      Los fungicidas se utilizan para la eliminación de hongos parásitos. Muchos de ellos se elaboran a partir de mercurio, sustancia altamente venenosa.

      Los herbicidas son sustancias que eliminan ciertas especies vegetales. Además de los herbicidas minerales (clorato de sodio), se han desarrollado otros de tipo orgánico como fitohormonas sintéticas.

 

6.1.1.1 PROBLEMAS AMBIENTALES DERIVADOS DE LA AGRICULTURA INTENSIVA 

 

            La agricultura que se desarrolla en los países industrializados es, casi en su totalidad, intensiva; es decir, su objetivo es la explotación máxima del suelo para conseguir la mayor producción posible.

             La concentración de la población en las ciudades y el incremento creciente de la demanda de alimentos han obligado a dar prioridad a la agricultura intensiva, generando los siguientes impactos ambientales:

 Deforestación. Se talan y se queman bosques de manera indiscriminada para aumentar la superficie de terreno dedicada al cultivo. De esta manera, se consigue de forma rápida un terreno fértil al que se aplican luego técnicas de cultivo, fertilizantes y productos fitosanitarios que incrementan su productividad a corto plazo.

 Pérdida de la biodiversidad. La diversidad biológica está actualmente en peligro por la presión de las actividades agrícolas y ganaderas intensivas. En las especies que nos sirven como alimento se está perdiendo variabilidad genética como resultado de la globalización de los mercados. Además, el desarrollo de monocultivos ha hecho desaparecer algunas especies.

 Desertización, erosión y salinización de los suelos. Estos fenómenos están relacionados con la deforestación, la utilización de maquinaria pesada, el uso abusivo de sustancias químicas, el crecimiento desmesurado de la superficie de cultivo en zonas costeras y la sobreexplotación de acuíferos.

 Incremento del efecto invernadero. La quema de los bosques tropicales y ecuatoriales produce el 23 % del CO2 que se emite a la atmósfera.

 Sobreexplotación de los acuíferos. La creciente demanda de agua para riego ha provocado que los acuíferos se exploten por encima de su tasa de regeneración. Además, si están cerca de la costa, puede producirse su salinización.

 Eutrofización del agua. La calidad del agua en ríos y lagos ha disminuido debido al abuso del empleo de fertilizantes inorgánicos con un alto contenido de nitrógeno y fósforo que pasan a los cauces fluviales.

 Generación de residuos. Se acumulan plásticos, envases de fertilizantes y pesticidas...

  Efectos tóxicos de plaguicidas. Como consecuencia de la generalización de los monocultivos el empleo de estas sustancias se ha hecho necesario para combatir plagas que provocarían enormes pérdidas. Los graves problemas ocasionados por su uso derivan de su toxicidad, de la aparición de resistencia por su uso continuado, de su acción inespecífica y del fenómeno de la bioacumulación.

 Impacto paisajístico. La existencia de grandes superficies de invernaderos, acequias..., así como las actuaciones humanas para aumentar los recursos hídricos de una región (embalses, transvases...) deterioran el paisaje.

 

6.1.1.2 IMPACTO AMBIENTAL GENERADO POR LOS INVERNADEROS

 

            La gran concentración de invernaderos en determinadas zonas (Almería, Costa de Granada...) está ocasionando gran número de problemas en estas zonas. Entre ellos destacamos los siguientes:

1.    Pérdida de biodiversidad al sustituir policultivos por monocultivos.

      Destrucción de la vegetación autóctona.

      Reducción de la fauna silvestre.

2.   Destrucción de recursos: agua y suelo.

      Salinización del agua y del suelo.

      Contaminación del suelo y aguas subterráneas por exceso de fertilizantes, pesticidas...

     Pérdida de la cubierta vegetal que incrementa la erosión.

     Extracción incontrolada de arenas en playas, ramblas, ríos...

3.  Alteraciones en el régimen hidráulico y en el ciclo hidrológico.

     Sobreexplotación de los acuíferos subterráneos (agotamiento, intrusión marina…).

     Disminución de la infiltración que imposibilita la recarga de los acuíferos.

     Disminución de la evapotranspiración.

4.  Incremento de la aridezð desertización.

5.  Deterioro del paisaje.

     Pérdida estética: paisaje monótono (mar de plástico).

     Cambio del paisaje agrícola tradicional.

6.  Contaminación del aire.

     Quema incontrolada de restos agrícolas: plásticos, envases de plaguicidas, restos de cosechas...

7. Generación de basuras incontroladas que originan plagas de insectos (moscas, cucarachas...), ratas...

 

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El Ejido

(Almería)

 

6.1.2 RECURSOS GANADEROS

 

             La ganadería aparece por la domesticación y semidomesticación de animales y produce carne, grasas, leche, quesos, cuero, lana y otros artículos. La producción de carne es la de mayor importancia.

             Por su situación en la cadena trófica de los ecosistemas, el consumo de carne supone grandes pérdidas energéticas y, por tanto, es un producto mucho menos rentable desde el punto de vista energético debido a que los animales son poco eficientes en el uso de la energía.

            Dependiendo del tipo de ganado (ovino, caprino, porcino, bovino, equino, camellos y dromedarios o la avicultura) los problemas que crean en la naturaleza, tienen sus particularidades, pues son distintos los hábitos de un tipo a otro.

            La ganadería puede ser de tres tipos: extensiva, intensiva y mixta.

a) Ganadería extensiva o tradicional. Utiliza el sistema de pastoreo para alimentar el ganado cuyas formas tradicionales han sido la sedentaria y la nómada o trashumante. La primera produce un menor impacto ambiental que la segunda, que puede ocasionar sobrepastoreo que, a su vez, aumenta la erosión del suelo.

            El pastoreo modifica la vegetación silvestre debido al pisoteo del ganado y a que la mayor parte de los animales domésticos son altamente selectivos a la hora de usar el forraje y tienen claras preferencias por determinadas especies que terminan por extinguir.

            La ganadería tradicional utiliza para el pastoreo las tierras no aptas para la agricultura. Funciona como un sistema cerrado en el que los excrementos del ganado se incorporan al suelo reciclándose.

            La ganadería extensiva requiere un escaso aporte de energía y alta eficiencia.

b) Ganadería mixta. Alterna el pastoreo con la alimentación artificial del ganado con piensos.

c) Ganadería intensiva o industrial, que  se realiza en establos donde los animales están encerrados y se alimentan de forrajes y pienso.

            La ganadería intensiva funciona como un sistema abierto en el que para garantizar una mayor producción, es necesario aportar mucha más energía en forma de alimentos traídos de otro lugar, calefacción, limpieza de las instalaciones, etc. Esto se traduce en un importante consumo de combustibles fósiles.

            La ganadería intensiva genera grandes cantidades de excrementos y orines, formando unos residuos conocidos como purines. Por encontrarse en su mayor parte contaminados con antibióticos, hormonas, plaguicidas, etc., no se suelen utilizar, y constituyen un desecho que causa problemas medioambientales si no se produce una buena gestión.

 

6.1.3 RECURSOS MARINOS: PESCA Y AGRICULTURA

 

            La pesca comercial tiene como objetivo la captura de peces para su comercialización y es la de mayor impacto ambiental. Distinguimos dos tipos:

a) Pesca de altura. Explota los bancos de los grandes peces migradores (atún, pez espada, bonito...) que se localizan a distancias considerables de la costa.

             Desde hace unos años se vienen utilizando las redes de deriva (redes de la muerte). Son redes de nylon que se mantienen bajo la superficie del agua mediante flotadores. Su altura varía entre 20 y 30 metros y su longitud máxima permitida es de 2,5 km. Las redes pueden ir a la deriva o remolcadas por el buque al que está amarrado uno de sus extremos.

b) Pesca de bajura. Se desarrolla en las proximidades de la costa. Para realizar las capturas, se emplean generalmente redes quo pueden ser de superficie, y de arrastre (sirven para capturar los peces de las profundidades).

- Pesca de cerco (superficie). Consiste en "cercar" un cardumen (banco de peces) soltando la red en círculo alrededor de él. Seguidamente se cierra el fondo de la red capturando los peces.

- Pesca de arrastre (fondo). Las redes tienen forma de saco y son arrastradas por dos grandes cables sobre el fondo marino. Este método de pesca genera una alteración importante de los fondos por el efecto de "arado" que produce.

- Pesca de palangre. E1 palangre puede ser de fondo o de superficie. Consiste en una larga línea (de hasta varios km) de la que cuelgan brazoladas de anzuelos.

- Trasmallo. Red que se cala en el fondo y que está formada por tres redes superpuestas: dos exteriores de malla clara y una central montada más floja. Los peces se enredan en la red interior, de malla más tupida, después de atravesar las paredes exteriores quedando "embolsados".

 

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             De las más de 20.000 especies marinas conocidas, sólo unas 40 se capturan mayoritariamente, casi todas en la plataforma continental. Podemos distinguir cinco grupos principales:

  • Peces de fondo. Viven en el fondo. Destacan el bacalao, lenguado, raya, abadejo, merluza, rape...
  • Peces pelágicos. Viven en la columna de agua desde el fondo hasta la superficie. Destacan el arenque, caballa, atún, anchoa, jurel, boquerón...
  • Crustáceos. Camarón, langosta, gambas, cangrejos, cigala, langostino, bogavante...
  • Moluscos.Fundamentalmente calamares, pulpos, jibias, mejillones y almejas.
  • Mamíferos. Las ballenas se capturan tanto por su carne como por su grasa.

            En la actualidad, la sobreexplotación pesquera ha llevado a muchos científicos a aplicar una serie de sistemas de control de la presión pesquera. Los más eficaces son los siguientes:

  Limitación del número de barcos mediante la concesión de licencias.

  Regulación del tiempo de permanencia de los barcos en el mar.

  Reducción del número de redes por barco.

  Regulación del tamaño de las mallas.

  Prohibición de las artes de pesca más dañinas.

  E1 cierre total o parcial de determinados caladeros.

 

6.1.3.1 ACUICULTURA

 

            En la actualidad, la acuicultura o cría de especies en aguas tanto dulces como marinas está cobrando una gran importancia, y se espera que aumente en un futuro tanto para el suministro de alimentos a la población como para repoblaciones.

            La acuicultura española supone el 3 % de la mundial y el 25 % de la europea. E1 15 % del pescado que se consume en España ya es de granja.

            Atendiendo al tipo de especie que se cultiva, se distinguen:

a) Cultivo de peces o piscicultura. Tiene por objeto el cultivo racional de los peces que conlleva el control de su crecimiento y su reproducción, así como su mejora cualitativa. Los peces cultivados tienen como destino el consumo y la repoblación de las aguas libres o bien, de forma excepcional, la decoración (peces de acuario). Los establecimientos dedicados al cultivo de especies piscícolas se denominan piscifactorías.

            Los principales grupos de especies que se cultivan por todo el mundo en agua dulce son los salmones y truchas (salmonicultura), carpas, tencas y carpines (ciprinicultura). En aguas marinas destaca la cría de lenguados, doradas, rodaballos, lubinas, mujos, besugos, atunes, almejas, langostas, centollos, cangrejos... Regiones como Galicia, Huelva y Cádiz presentan especiales condiciones para este tipo de cultivo. En la costa de Murcia se lleva a cabo una acuicultura muy especializada: la del engorde en jaulas del atún rojo hasta que alcanza un peso de más de 200 kg. El problema radica en que la talla mínima de captura de atún se sitúa en 10 kg., mientras que la talla de reproducción es cuatro veces mayor, por lo que se considera necesario aumentar la talla mínima hasta los 50 kg.

b) Cultivo de moluscos. Los principales moluscos que se cultivan en nuestro país son, por orden de importancia, mejillones (miticultura), almejas, navajas y ostras (ostricultura).

c) Cultivo de crustáceos. Los langostinos, la langosta, el centollo, el bogavante, el camarón y el cangrejo rojo son los principales cultivos de este tipo de animales en el mar, a los que hay que añadir, aunque con mucha menor producción, los cultivos de cangrejo de río en aguas dulces.

 

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6.2 RECURSOS FORESTALES

             Los bosques constituyen uno de los ecosistemas más valiosos, siendo el verdadero pulmón del planeta. Desde el comienzo de la agricultura hasta la actualidad los bosques han disminuido considerablemente, sobre todo en los últimos cuarenta años, hasta reducirse a un tercio de su superficie original. Los bosques templados, más ricos para la agricultura, han sido los más esquilmados, además, la lluvia ácida ha contribuido al deterioro de los mismos. Las principales causas de la deforestación son la transformación en tierras para el cultivo o el pastoreo, la obtención de madera y leña, los incendios, las plagas y el desarrollo urbano.

 

6.2.1 FUNCIONES DE LOS BOSQUES

 

  Crean suelo y moderan el clima. Los bosques amortiguan los contrastes térmicos.

  Controlan las inundaciones. Las inundaciones de Bangla Desh, que ocurrían cada cincuenta años, han visto aumentada su periodicidad y gravedad a causa de la deforestación del Himalaya.

  Almacenan agua y previenen la sequía. En la selva amazónica, la mitad del agua de lluvia es retenida por la vegetación y devuelta a la atmósfera.

  Amortiguan la erosión. Sobre todo en las pendientes donde dicho efecto se ve intensificado.

  Albergan y soportan la mayor parte de las especies vivientes de la Tierra. En ellos la diversidad es alta (contienen más del 60 % de la biodiversidad del planeta).

  Constituyen un importante sumidero de CO2. Contribuyen a rebajar el efecto invernadero y ayudan, además, al reciclaje del N2 y otros nutrientes.

  Proporcionan materias primas. Frutos, madera, leña, carbón, medicinas, aceites, gomas, resinas, frutos, materias textiles, tintes, forraje, corcho...

  Ocio y deleite. El monte también ofrece la posibilidad de la práctica de deportes cinegéticos (caza y pesca), escalada, senderismo, o simplemente la posibilidad de disfrutar del entorno, por lo que es también un recurso turístico y cultural.

 

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6.2.2 PRINCIPALES CAUSAS DE LA DEFORESTACIÓN

 

             La deforestación es el proceso de desaparición de los bosques fundamentalmente causada por la actividad humana. Está directamente originada por la acción del hombre sobre la naturaleza, debido principalmente a:

  Incendios forestales que conducen a la desaparición de bosques y suelos.

  Obtención de madera y leña en países en vías de desarrollo por la creciente demanda de los países desarrollados.

  Plagas, enfermedades y sequías.

  La lluvia ácida, que ha contribuido al deterioro de las masas boscosas del norte de Europa.

  El desarrollo urbano y las grandes obras públicas (pantanos, carreteras, urbanizaciones...) que han afectado a las zonas boscosas.

  El incremento de las zonas dedicadas a cultivos y a pastos.

 

6.2.3 GESTIÓN DE LOS RECURSOS FORESTALES

 

            La industria maderera es la que mayor presión genera sobre los bosques. La extracción de madera no debería tener efecto sobre el ecosistema siempre que se permita la regeneración de la madera extraída. Sin embargo, este tipo de uso supone una gran presión y destrucción que se ve incrementada cuando la madera va a ser empleada en la producción de carbón vegetal o para su combustión, ya que se aprovecha todo el árbol.

            Ante la destrucción de los bosques, se hace necesaria una política de gestión que integre tanto los usos industriales como sociales de estas áreas naturales.

 

6.2.3.1 ACTUACIONES PARA LA EXPLOTACIÓN RACIONAL DEL BOSQUE

 

             Deberían hacerse teniendo en cuenta diferentes aspectos:

a) Realizar un estudio de los ciclos de los nutrientes que permita un crecimiento sostenible y no el agotamiento de los mismos.

b) Confeccionar un inventario de especies.

c) Desarrollar planes que permitan cosechar madera con valor comercial y regenerar la zona antes de la próxima cosecha.

d) Plantar bosques de alto rendimiento en tierras ya explotadas y marginales, lo que disminuiría el impacto negativo de la extracción maderera sobre el suelo, ríos y árboles no explotados.

e) Realizar talas selectivas de árboles maduros, lo que facilita el desarrollo de los jóvenes, o en pequeños rodales, no haciendo grandes claros en el bosque, como ocurre con las talas a matarrasa.

f) Cultivar y cosechar madera de alta calidad en rotaciones largas (100-200 años).

g) Proteger el suelo construyendo caminos que minimicen la erosión y la compactación del suelo.

h) Utilizar métodos naturales de regeneración: dejar árboles muertos en pie y troncos caídos para mantener diferentes hábitats, favorecer el reciclaje y mantener la fertilidad del suelo.

i) Eliminar los desperdicios industriales de la madera e incrementar el reciclado.

j) Luchar contra plagas y enfermedades de forma natural mediante el mantenimiento de la diversidad del bosque y la utilización de depredadores naturales.

k) Ayudas políticas y económicas a los países subdesarrollados para facilitar el desarrollo y educación de su población facilitaría enormemente la paralización de la destrucción.

 

6.3 RECURSOS ENERGÉTICOS

            El Protocolo de Kyoto, que restringe la emisión de gases de efecto invernadero, y los planes europeos para incrementar las energías renovables han dado origen a la industria de los biocombustibles, basada en la producción de los denominados "cultivos energéticos". Se trata de cosechas de crecimiento rápido destinadas a la obtención de energía o como materia prima para otras sustancias combustibles.

            En España, el Plan de de Fomento de energías Renovables 2000-2010 estima que estas energías alcanzarían a cubrir un 12 % de la demanda total al final de este periodo, aunque en la actualidad sólo se ha logrado una cuarta parte de los objetivos.

 

6.3.1 BIOMASA

 

            La energía de la biomasa deriva del material vegetal y animal tal como madera de bosques, residuos de procesos agrícolas y forestales, y de la basura industrial, humana o de animales. Este recurso energético hace referencia a la energía contenida en las plantas o bien en los residuos orgánicos que es, en definitiva, energía solar almacenada. La formación de materia viva o biomasa a partir de la energía solar se lleva a cabo por la fotosíntesis.

            Las fuentes de biomasa para fines energéticos se pueden dividir en cuatro grupos:

  Biomasa vegetal (cosechable). Se obtiene de la implantación de determinados cultivos (colza, cereales, girasol...) que pueden transformarse posteriormente en energía. Se produce directamente por la fotosíntesis.

  Biomasa animal. Es la biomasa que producen los seres heterótrofos que se alimentan de la biomasa vegetal o la contenida en otros animales.

  Biomasa residual. Consiste en el aprovechamiento de residuos forestales, agrícolas y domésticos transformándolos después en combustible (restos de poda, cáscara de almendras, alpeorujo, serrín, basura...).

  Biomasa fósil. Así se llama a lo que hoy se conoce como combustibles fósiles (carbón, gas natural y petróleo), que se produjeron en determinados periodos geológicos. Una vez enterrados, bien a través de procesos bioquímicos, bien por condiciones fisicoquímicas o por la conjunción de ambos tipos de acciones, generaron aquellos. Es la única biomasa no renovable.

 

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             La obtención de energía a partir de la biomasa puede conseguirse:

a) De forma directa: Produciendo calor por combustión.

Leña. Llamamos leña a una serie de productos como serrín, hojas, restos de la poda de árboles y  residuos agrícolas.

Cultivos agroenergéticos. Son plantaciones destinadas exclusivamente a la producción de productos energéticos: los biocombustibles.

Bioetanol. Las materias primas más importantes para su obtención se centran en los cereales, la remolacha, la caña de azúcar, la patata, materias primas de origen leñoso o los excedentes vínicos.

        Se puede emplear puro como combustible o mezclado con gasolina para formar el gasohol.

Biodiesel. Se obtiene a partir de tres grandes grupos de materias primas: los aceites vegetales, procedentes de semillas de girasol, soja, colza o coco; semillas oleaginosas, genéticamente modificadas, aceites de frituras, utilizados en usos domésticos y grasas animales. En España la materia prima por excelencia para la obtención del biodiesel es el girasol; sin embargo, la colza, cardo o soja tienen una importancia menor.

 Bioaceites. Son aceites vegetales que pueden utilizarse de dos formas: sin refinar o químicamente modificados. En el primer caso solo pueden aplicarse en motores diesel especialmente diseñados o modificados para ellos. Los segundos pueden utilizarse directamente en motores diesel más sofisticados y en cualquier tipo de inyección directa sin necesidad de modificaciones técnicas. Su obtención es posible a partir de más de 300 especies vegetales, fundamentalmente de sus semillas y frutos (los más utilizados son los de colza, palma, girasol o soja).

Metanol. Es el que se perfila como la alternativa con mayores posibilidades de competir con los combustibles tradicionales en el mercado del automóvil.

b) De forma indirecta. Se obtiene mediante procesos termoquímicos y biológicos.

  Métodos termoquímicos. Consisten en una combustión parcial de la biomasa vegetal. El más conocido es la pirolisis (combustión incompleta a unos 500 °C, en ausencia de oxigeno). Así se ha obtenido tradicionalmente el carbón vegetal a partir de los restos de poda de la encina.

  Métodos biológicos. Consistentes en someter a la biomasa a procesos de fermentación microbiana. Se suele distinguir entre dos fermentaciones:

1) Fermentación alcohólica. Se emplea como base la celulosa de los cereales. En la fermentación se obtiene etanol que, recogido por destilación, se puede utilizar como combustible. Tiene la ventaja de producir menos monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno en su combustión. Hay países como Brasil que, con su excedencia en la producción de caña de azúcar, ha optado por esta solución ante su déficit de petróleo.

2) Fermentación metanogénica. Consiste en la fermentación anaerobia de la biomasa. Se realiza en fermentadores o digestores, en los que se produce un gas que contiene un 64 % de metano y el resto de dióxido de carbono. Es un camino prometedor hacia la autonomía energética de explotaciones agrícolas sobre todo recuperando los excrementos del ganado. Esta sería una forma de eliminar parte de los residuos agropecuarios.

 

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6.3.2 VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LOS BIOCOMBUSTIBLES

 

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