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Actualidad Glifosato

 

10 de noviembre, 2023

 

El glifosato fue sintetizado en 1950 con fines farmacéuticos. No se encontraron propiedades para usarlo como medicamento. En 1970, la empresa Monsanto evaluó su valor como herbicida. La patente expiró en 1991. En la actualidad son numerosas las empresas que lo fabrican en el mundo. En 1996 empiezan a comercializarse organismos modificados genéticamente (OMG), entre ellos plantas ampliamente cultivadas como, maíz y arroz, conocidas también como plantas transgénicas, capaces de resistir el uso del herbicida glifosato. El uso se multiplicó. Como ejemplo los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, indican que en 2011 se consumieron 7,5 millones de kilos y en 2020 se superaron los 13 millones.

El glifosato ha estado envuelto en polémicas no desdeñables. En 2015 la Agencia de Investigación del Cáncer (IARC) publicó un informe donde se indicaba que existían suficientes estudios para establecer una relación entre la exposición al glifosato y el cáncer en animales. Las controversias entre científicos y la certeza sobre si el herbicida producía cáncer o no, fue importante. Paradigmático fue el trabajo del equipo del doctor Seralini y que tuve ocasión de participar en una información amplia sobre el asunto (ver Una controversia científica protagonizada por los ratones y el maíz transgénico y el glifosato; Marín Guirao y Tello Marquina, 2015. Ae, 20, 44-46).

Recientemente la Autoridad de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA) ha emitido su informe, que la Comisión Europea ha publicado en el proyecto de reglamento para la renovación de la autorización para el uso del glifosato durante 10 años. Los estados miembros deberán votar ahora la propuesta que saldría adelante por mayoría cualificada. ¿Qué es la mayoría cualificada?: el 55% de los países deben votar a favor y éstos representarán, como mínimo, el 65% de la población de la Unión Europea.

El sector empresarial ha mostrado su satisfacción por las conclusiones de la EFSA, que asegura que la renovación de usos del herbicida “permitirá a los agricultores mantener productos con el glifosato en su caja de herramientas como parte de prácticas integradas de manejo de plagas y malas hierbas, lo que permitirá controlar las malas hierbas de manera efectiva y contribuirá a un suministro de alimentos más seguro”.

El dictamen de la EFSA tiene matizaciones que deberían ser tenidas en cuenta, dado que indican que afecta a los usos propuestos y son motivo de intranquilidad.

El documento de la Comisión pide a los estados miembros una especial atención a determinados aspectos técnicos, cuando realicen las evaluaciones para la autorización de formulados con glifosato y los coformulantes (aditivos, coadyuvantes, …). Entre otros aspectos, exposición de los consumidores, la protección de aguas superficiales, el riesgo para pequeños mamíferos herbívoros, o, la exposición por contacto debida a la deriva en las pulverizaciones.

Como el herbicida puede ser usado en otros entornos no agrícolas, los estados miembros deberían velar por que su uso se reduzca al mínimo o se prohíba en zonas sensibles como parques y jardines públicos, terrenos deportivos y recreativos, recintos escolares y zonas de juegos infantiles, o en las proximidades de centros sanitarios.

Estas reflexiones me permitirán que vuelva a insistir sobre el vocablo intranquilidad.

 

Julio C. Tello Marquina

Profesor emérito

Universidad de Almería