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¿Exámenes volatilizados?

 

Ya fuese por un hartazgo de secretismo o por un simple despiste, el caso es que los duendes informáticos que pululan por la UAL posibilitaron el conocimiento de las estadísticas de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU, Selectividad) del año pasado. Gracias a ello hemos podido adentrarnos en la trastienda de la PAU y conocer datos que hasta entonces eran hurtados a la sociedad. Si las cosas funcionaran con la  debida transparencia, los datos de cada año quedarían expuestos en la web de la UAL o de la Consejería de Educación, a disposición de cualquier  ciudadano que quisiera consultarlos.

Quedó reflejado en este diario que las estadísticas de la PAU detectaron calificaciones inferiores a 2 puntos, cuestionando la solvencia de las evaluaciones finales de 2º de Bachillerato, en asignaturas y centros concretos, circunstancia que dejaba en evidencia el papelón “in vigilando” desempeñado por la Inspección. En las asignaturas consideradas, la PAU registró, sumando junio y septiembre, 280 calificaciones en el intervalo “menor de 1” (162 + 118), y 600 (347 + 253), en el “1-2”. ¿Cómo explicar que los alumnos aprobaran todas las asignaturas en sus centros y que días después, al realizar la PAU, algunos obtuvieran una nota tan baja?

Dado el secretismo imperante, se desconoce si este extraño fenómeno es propio de Almería o también se ha registrado en otras provincias. Habría que empezar por dirigirse a la Consejería de Educación para que informe sobre la amplitud del problema en Andalucía. A ver si alguien de Onda Cero, por ejemplo, avisa a los del programa “Herrera en la Onda” y se levanta la liebre a nivel andaluz o nacional. Por añadidura, las asociaciones de padres de alumnos (APA) tienen derecho a saber si sus hijos son evaluados con solvencia o, por el contrario, a veces son aprobados estando hueros de conocimiento. ¿Se han dirigido alguna vez las APA a la superioridad para recabar datos y explicaciones al respecto?      

Ahora vamos a suponer, echándole mucha imaginación al asunto, que a nuestros amigos de la Inspección les diera un arrebato y salieran en tropel hacia los centros para averiguar lo que se esconde tras los aprobados ful. Téngase en cuenta que detrás de las notas tan bajas registradas en la PAU hay nombres de centros, de asignaturas (profesores) y, obviamente, de alumnos. Siguiendo esta pista tan evidente, la Inspección podría consultar los correspondientes archivos de 2º de Bachillerato y comprobar si existen exámenes prácticamente en blanco calificados con aprobado. Aunque, según diversas confidencias, parece ser que los archivos de exámenes del curso anterior, globalmente, nunca estuvieron completos. Dicho de otra forma: cuando, por la causa que sea, se aprueba indebidamente a un alumno, su examen suele volatilizarse.

Sólo la Inspección tiene acceso a todos los archivos y podría conocer el número de exámenes extraviados en la treintena de centros  retratados en las estadísticas de 2012. La volatilización de papeles, en cuantía indeterminada, está posibilitada por la desidia que sobre el particular viene mostrando la Inspección. Anécdota: un docente guasón escuchó que en tal asignatura habían aprobado todos en septiembre, quiso ver los exámenes y, tras ser toreado un par de días, manifestó que no pudo verlos porque se los habían comido Los Cuellitropos (aquellos simpáticos muñecos de Barrio Sésamo).

Tras la publicación de las calificaciones hay 2 días de plazo para interponer reclamaciones en el propio centro, y otros 2, para recurrir a instancia superior. Muchos exámenes son destruidos al cabo de esos 4 días, impidiendo cualquier análisis posterior de los mismos. Así, pues, dada la dificultad para consultar a estas alturas los archivos de 2012, se sugiere que la Inspección interese la custodia de los exámenes del curso actual, especialmente los correspondientes a los alumnos que, en la PAU (junio y septiembre de 2013), realicen exámenes con nota muy baja (hasta de 2 puntos). Esta actuación permitiría, además, que la UAL promoviera una investigación sobre la casuística de los aprobados ful en la PAU, estudio de sumo interés en Ciencias de la Educación.   

En resumen: el título de Bachillerato se otorga una vez aprobadas todas las asignaturas, con el control de calidad de los propios profesores del centro. Hay que agradecer a los alumnos calificados con nota muy baja en los exámenes de la PAU que se hayan presentado. De no ser así el sistema no los habría  detectado. Corresponde a instancias superiores solucionar la problemática apuntada.

 

José Miguel García Torres

Publicado el 13-06-2013

 http://www.elalmeria.es/article/opinion/1543462/examenes/volatilizados.html