f t g m
Copyright 2024 - BiologíaSur: Un proyecto abierto

 

VIENTOS DE LIBERTAD PARA LOS GOLPISTAS CATALANES

 

En las reuniones entre jubilados septuagenarios, ya sean cafeteras o cerveceras (sin alcohol), además de comentar los achaques personales y la actualidad, se cuentan múltiples anécdotas y batallitas detectándose no pocos olvidos de nombres y fechas, pues la edad va haciendo su labor difuminando el tiempo pasado de manera más o menos lenta e inexorable.

En una de tales reuniones se recordaron los duelos dialécticos entre Francisco Galdeano (FG, secretario) y Fernando Martínez (FM, tesorero), ambos por entonces miembros de la junta directiva del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados. Estos debates solían ser farragosos y a veces subidillos de tono. Era como echar un poco de salsa picante caducada al final de las reuniones de la directiva. Marxismo, estalinismo, leninismo, bolchevismo, trotskismo, anarquismo, maoísmo, etc. Chatarra ideológica para dar y tomar. El Partido del Trabajo de España (PTE) contra la Organización de Izquierda Comunista (OIC), o viceversa. FG y FM eran muy buenos criticando al oponente y exponiendo las virtudes y los encantos de la ideología propia. Las características de esos grupos políticos, así como los rasgos biográficos más relevantes de FG y FM, están muy bien resumidos en la trabajadísima obra de José Ruiz Fernández: La transición política a la democracia en Almería (Vol. III). 

Cuando se preguntaba quién había sido más convincente, FG (PTE) o FM (OIC), el decano solía decir que el ganador era FG. Lealtad escolar sobrevenida, pues habíamos sido compañeros de pupitre (orden alfabético) en  5º curso de bachillerato y siempre me dejaba ver la resolución del par de problemas que a diario dictaba como tarea don Francisco Sáiz Sanz. Fernando a veces se mosqueaba un poquito y cuando estábamos a solas, medio en broma o medio en serio, llegó a ofrecerme en dos o tres ocasiones el carnet de la OIC, que yo siempre decliné. Lo que aún no se me ha olvidado es la extraña mirada de ambos cuando yo les decía que si realmente querían hacer política se inscribieran en un partido con posibilidades: el PSOE.

Otra curiosa anécdota tuvo lugar cuando uno de mis compañeros de tenis vino a buscarme al Colegio para visitar la ya clausurada bodeguilla Morata. Enseñó su reciente carnet de la UGT y uno de los presentes, Fernando, buen amante de la polémica (rara vez dejaba pasar una), intervino criticando a los socialistas. Aquello iba subiendo de tono y tuve que apaciguar el debate. Pasaron los años y aquel buen maestro y mal tenista (siempre perdía cuando me retaba) me llamó un día no para jugar sino para visitar en su recién estrenado despacho a FM, a la sazón alcalde socialista tras haber experimentado la correspondiente mutación ideológica adaptativa. Desde la OIC al PSOE. Tanta palabrería perdida evangelizando al personal. Me podría haber hecho caso mucho tiempo antes. En plena Plaza Vieja pude convencerlo para que desistiera y dejara tranquilo a FM, tras proponer como jugosa alternativa una invitación en Casa Puga. Se zampó algo más de dos mil pesetas en raciones, pero mereció la pena. Por fin, pelillos a la mar. Aunque no volvieron a saludarse, hoy ambos beben los vientos por el líder del PSOE y encajan muy bien en la definición de ‘somormujo político’ (acuñada por Antonio F. Gil, ‘Kayros’).

En otra de las recientes citas entre animosos jubilados recordamos que en el Colegio de Licenciados adecuábamos el horario de las reuniones para poder asistir a la manifestación que hubiera sido convocada ese día. Luego solíamos vernos para comentar lo sucedido y comprobar que estábamos bien. Cierta noche apareció Fernando en la sede colegial mostrando en su espalda la huella de un tremendo zurriagazo. Impresionante. Las tonalidades provocadas por el vergajazo iban del rosado al verde oscuro. Otros colegas, más ágiles por practicar deporte, se libraron por los pelos. La vida siguió dando vueltas y fue una gran alegría para muchos almerienses que quien tuvo la espalda como un cristo llegara a ser alcalde de la ciudad.

Los años siguieron pasando y Fernando, autor de Vientos de libertad (Crónica de un sueño. Memoria de la transición democrática en Almería), parece haber encontrado acomodo ideológico como fiel seguidor del transformista Pedro Sánchez. ¿Ya llegaron ‘los vientos de libertad que pretendían normalizar una España democrática’? ¿Normalizar equivale a pastelear con los partidos que odian España? ¿Nos arriesgábamos en las manifestaciones de antaño para que el PSOE esté hoy baboseando ante los golpistas catalanes?

 

José Miguel García Torres

 

 

Publicado el 6 de marzo de 2024

Enlace:
 
 

 

ART1